lunes, 5 de diciembre de 2011

MUCHAS EXPECTATIVAS PARA UN FRACASO EVIDENTE

Desde que vio la luz, Diario 16 ha estado marcado por la polémica. Sus artículos, que se centraban en la investigación, en la defensa de las libertades, y lo que es más importante su férrea implicación en el caso GAL, le llevó a ser un gran referente en la prensa española del momento.
Si bien desde los primeros tiempos de su publicación empezaron a verse dificultades económicas y las expectativas creadas no parecían cumplirse nadie de los responsables de este gran proyecto quería aceptar lo que parecía la crónica de una muerte anunciada. Además, la falta de libertad de prensa de la época, y las ideas de Diario 16 hicieron que 16 fuera objeto de una gran controversia y lo que es peor el centro de muchas denuncias que venían de los mismos lectores. Era como echar más tierra sobre la fosa ya cavada.
Pero sin hay algo que se asocie a este diario sin duda alguna es su director y gran periodista Pedro J. Ramírez. Si bien su llegada al periódico supuso en un principio grandes mejoras (en la edición, en las ventas y en los objetivos de éste)
El avance duró poco tiempo ya que es precisamente en esta época cuando se empieza a hablar del ya más que conocido caso GAL.
Diario 16 al completo se centró en el caso GAL y parecía que esto finalmente llevaría al éxito del diario, sin embargo las disputas internas no cesaban y esto no hacía sino complicar más su trayectoria. Se llegó incluso a despedir a un gran número de redactores. Si bien poco tiempo después estos mismos crearían el periódico que se llamó El Mundo del Siglo XXI. Es decir de esta forma nace el exitoso diario El Mundo (hoy día líder en Internet)No obstante, hay que decir que la crisis real del diario empezó al salir Pedro J. Ramírez del mismo, en el año 1989 concretamente. Aunque los intentos por alzar lo que parecía una muerte segura no cesaban (se intentó disminuir el salario de los trabajadores y se creó un Expediente de regulación de empleo que afectó a más de 130 trabajadores, entre otras medidas), todo fue en vano, ya que las ventas no aumentaban.
En el año 1995, otro nuevo cambio de editor y la remodelación del diario no sirvió de mucho para remontar la ya acentuada crisis en la que se encontraba inmerso Diario 16. Finalmente y tras declararse en suspensión de pagos, Diario 16 no tuvo otra opción que cerrar su redacción para siempre.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

CUANDO EL TRABAJO CONDUCE A LA MUERTE


Recientemente, el Instituto Internacional para la Seguridad de la Prensa (INSI) e ha encargado de sacar a la luz pública un informe que recoge una drástica realidad y es que durante el pasado año murieron asesinados o durante la realización de su trabajo ciento treinta y dos periodistas. Además, según el propio organismo afirma, la mayoría de ellos, por no decir todos fallecieron mientras cubrían informaciones dentro de su propio país. El motivo: trabajar en un país con una alta tasa de criminalidad.
Si bien, por desgracia hay muchos países en los que los profesionales de la comunicación tienen que exponerse a graves riesgos para su vida, Filipinas, México, Somalia y Rusia son los países más peligrosos para periodistas.
La mayor “matanza” de periodistas se produjo este mismo noviembre cuando treinta y dos periodistas murieron en un enfrentamiento entre clanes locales en el sur de Filipinas. Es algo que no se había producido nunca antes y que marcó profundamente el ámbito de la comunicación. Si bien la cifra total de fallecidos durante 2009 superó en 22 a los datos registrados en 2008, el balance total rebajó las 172 muertes de 2007 o las 168 registradas en 2006. Esto no es, sin embargo, razón alguna para que nos conformemos y estas muertes queden impunes. Lo que esta claro es que eran simples trabajadores, sí periodistas pero trabajadores.
Al igual que en Filipinas, en Irak el número de periodistas fallecidos es bastante elevado. Desde la invasión en 2003 la violencia se ha incrementado visiblemente. No obstante, este último año las estadísticas invitan al optimismo, ya que murieron cinco reporteros, la cifra más baja desde 2003.
Sea la cifra alta o no, lo que está claro es que nadie debe morir y menos aun cuando simplemente se está limitando a realizar su trabajo. Debemos denunciar este hecho y hacer algo para evitarlo ya que a veces transmitir una información cuesta muy caro